Negociando identidades: Danzantes de tijeras y el consumo cultural global
Danzantes de Tijeras se presentan en Miami y Los Ángeles
La región andina de Huancavelica dejó un eco de su música que todavía resuena en Los Ángeles: Yawar Chicchi, llegó hasta ahí para difundir la práctica de la danzas de tijeras, manifestación cultural de los Andes. Mediante la danza fueron recorriendo el Perú y el extranjero: Europa, Norteamérica y Asia.
Negociando identidades culturales
La globalización cultural ha hecho posible que prácticas ancestrales como la danza de tijeras supere fronteras. Sin embargo este proceso afronta sus retos y beneficios.
Las danzas de tijeras son, antes que un espectáculo, un ritual en donde sus participantes se entregan a los dioses andinos mediante una ofrenda-pagapu. Ellos bailarán con tijeras en mano al son de arpa y violín, y competirán a duelo para ser proclamados como los mejores danzantes. En los Andes estas competencias duran todo un día y en ellas se exigen pruebas de valor como pasarse hilos por la nariz, atravesarse espadas y hasta tragarse culebras vivas.
A mediados del siglo XX estas danzas viajaron hacia las ciudades gracias a la fuerte migración andina. Lima se volvió un escenario importante de competencia con un público nuevo. Sin embargo, las sensibilidades de los espectadores cambiaron. A pesar que la mayoría de los asistentes era migrante, parecía haber una negociación espacial que no permitió prácticas de valor tan extremas en la ciudad como lo de tragarse una culebra. La adaptación también es temporal: en la capital peruana las competencias entre danzantes debieron ajustarse a la vida ajetreada que y terminar más temprano.
La incursión mediática con Jennifer López y Marc Anthony
En una sociedad de consumo las prácticas sociales son altamente influidas por los medios de comunicación, especialmente la televisión. El problema es que reflexionamos poco sobre lo que recibimos. Es necesario considerar en qué medida lo que se expone en los medios tiene relación con nuestro entorno local y nuestras identidades. Entonces, con respecto a nuestras danzas: ¿El folklore debe integrarse a esta plataforma para participar de nuestro imaginario mediático? ¿Qué se gana? ¿Qué se pierde?
Estas preguntas vinieron a la mente del elenco de Yawar Chicchi cuando los invitaron a participar de un casting para un programa de televisión. Ángel Cataño, líder del grupo cuenta: “Al inicio no queríamos ir, porque ya teníamos una larga trayectoria profesional. Pero nos dijeron que el programa se emitiría en Estados Unidos y el resto del continente. Así que, aceptamos”. Luego de asistir a dos sesiones de casting en Lima los llamaron para una tercera. “Esta vez nos dijeron que venía alguien de Los Ángeles para definir si íbamos a participar o no”. Nuevamente Yawar Chicchi salió a dar lo mejor de sí. No fue sino hasta en el escenario que descubrieron que la evaluadora era nada menos que Jennifer López. Ángel sonríe: “No lo podíamos creer. Ella quedó muy impresionada. Nos dijo que quería que fuéramos a California y ahí mismo nos dio los boletos de avión”.
Afiche: Yawar Chicchi en Miami, incluye el logo del show de Jennifer Lopez
El interés de ‘JLo’ también estaba cargado de cierta extrañeza; ella no entendía muy bien él porqué de las pruebas de valor tan extremas: uno de los danzantes se clavó un arpa a su lengua mientras movía el cuerpo al compás de la música.
En Los Ángeles fueron a presentarse con los demás conductores del show: March Anthony y Jamie King. Y se repitió la situación: impresionaron. Pero los evaluadores se decían: “Esto es muy tradicional en el Perú, solo que, ¿no será muy fuerte para este programa?” Es decir, ¿no era muy impactante para una audiencia estadounidense?
Con mucha pena no pudieron pasar a la siguiente ronda y Ángel lo comprende: “ciertamente las pruebas de valor fueron muy fuertes para el público que nos veía”. Clavarse la lengua en California fue probablemente tan chocante como comerse culebras en Lima. Pero la lección es que conforme las tradiciones originarias amplían sus públicos, se adaptan. El rédito es que las danzas de tijeras fueron vistas por casi dos millones de personas que prendieron su tele aquella noche. Esta cifra es sólo dentro de Estados Unidos, sin contar las retransmisiones en Latinoamérica.
Se podría argumentar que el ceder ante una audiencia poco habituada a las prácticas ancestrales resta autenticidad. Aunque también la oportunidad puede ser asumida como una vía para insertar tradiciones culturales en una esfera de consumo mucho más grande y compleja. Esta oportunidad, además dio tribuna a manifestaciones culturales que normalmente no reciben el trato de difusión que merecen.
La decisión final sobre si resulta beneficioso o no dependerá de los mismos actores culturales. Su manera de negociar con nuevas audiencias y canales de difusión es vital en este proceso. Si es bien llevado, les otorgará muchas cosas buenas tanto para Yawa Chicchi como para la cultura peruana en general.
En Miami
Este talentoso elenco vino en abril a Miami para ofrecer cultura, música y valentía. Luego partieron al Festival Mundial de Folklore en Missouri. Y a pesar de ya no seguir en pantalla, todavía mantienen contrato con el programa de televisión hasta el fin de la temporada. Los hijos de Huancavelica seguirán dejando ecos de su música por aquí y el resto del mundo.
Este artículo se publicó originalmente en El Peruanísimo, Miami, en abril 2012.